Semana que ya se vaticinaba estéril y cínica, aunque había que ser correcto. El Presidente español Pedro Sánchez y su Gobierno, se marchan de vacaciones. Con algún encuentro, tan innecesario como inapropiado, como es la visita del 17 de Agosto en Barcelona por el atentado en las Ramblas junto al Rey Felipe VI y algún almuerzo con este, poco más va a dar de sí aunque advierta que sigue al pie del cañón.
Tras las reuniones Gobierno-Govern, Sánchez ha manifestado que apuesta por la vía política y cree que la solución pasa por que los catalanes voten o un nuevo Estatut o un acuerdo que en todo caso, pero que este no llegará hasta que haya nuevas elecciones generales. Con la excusa de desconocer hasta cuándo durará su mandato, evita comprometer una fecha ni siquiera para algo que no es vinculante en Catalunya.
Sánchez admite que en este último asunto lo máximo que puede hacer en esta legislatura es encauzar la situación y lamenta que Pablo Casado haya decidido emular la línea política de ‘ultraderecha’ de Albert Rivera para reconquistar el electorado perdido en pos de Cs. Aun en este escenario, el presidente descarta volver a la vía judicial que defendió Rajoy e ignora la amenaza del líder del PP de volver al 155. Aunque nadie le cree ya, ni aquí ni allí.
Sánchez niega la vía judicial y apuesta por “persuadir a la Generalitat” de que “la solución” pasa por que los catalanes pasen por las urnas y voten. Ahora podría ser un “Estatut completado” que incluya lo recortado por el Tribunal Constitucional. O bien “la solución” otra vez según Sánchez, sería un “acuerdo político”. Independentistas y no independentistan saben que es otra cortina de humo, esta vez para ganar tiempo con el eje del 155.
O sea, más de lo mismo. Sánchez no ve la gravedad del asunto, o sí lo ha hecho, y lo esconde burdamente entre sus ciudadanos votantes. Pero el republicanismo catalán se ha ganado un lugar de protagonista en las discusiones políticas europeas y mundiales. Hay que reactivar vorazmente la línea de Carles Puigdemont, actuando desde fuera para presionar las graves irregularidades democáticas de los diferentes gobiernos españoles.
La moderna, liberal y cosmopolita Catalunya busca desvincularse del tradicional poderío ibérico sea de sus derechas, o ahora de sus izquierdas y cada vez con más decisión. Los catalanes saben que no va a sacar absolutamente nada en claro con el Estado español, de tú a tú. Lo decía ya el General español Baldomero Espartero en 1842: “A Barcelona hay que bombardearla por lo menos una vez cada 50 años para tenerla a raya”. No dan para más y así lo gestionan.
El 1 de Octubre pasado fue el nuevo bombardeo unionista que tocaba. Esta vez en forma de violencia policial mientras la población intentaba votar en aquella consulta declarada como ilegal cuando en ninguna ley se prohíbe votar en referéndum. La declaración unilateral de independencia que vino pocas semanas después terminó de desdibujar el panorama y ahí sigue Catalunya sin avanzar.
Dirigentes independentistas presos o exiliados por motivos políticos, y ahora la ‘solución iluminada’ del Estado es votar un nuevo Estatut de Autonomía esta vez “Completado”. El chocolate del loro, Además, un nuevo Estatut que volvería a ser invalidado en el TC y vuelta a empezar. De risa. Por tantos engaños Catalunya se prepara para una manifestación del 11 de Septiembre fuerte y directa.
Cada vez que se oye lo de ‘la solución’ para Catalunya vienen ecos del poder en la sombra estatal que estaría encantada en una especie de Solución Final represiva para los catalanes, al estilo de la Alemania Nazi, con matices. Cualquier cosa antes que el divorcio. Poco más se espera de Sánchez y Cia. para este otoño que se antoja caliente, caliente…
El Comunicado
Josep Herrera
Periodista
