“El Rey será bienvenido a la República Catalana cuando pida perdón” – Carles Puigdemont – Tuitter (25/02/2018)
La corona española tiene los días contados. Lo dicen hasta fuera del territorio español. En España están los que lo han tenido muy claro por ser Republicanos aventajados o los que veíamos a los Reyes con escepticismo, pero con esa falsa pseudo necesidad estabilizadora. Desde hace tiempo esas dudas están más que disipadas y se han vuelto más republicanas que La Libertad guiando al Pueblo de Eugène Delacroix.
La historia de los borbones en nuestro país es turbulenta y cuenta con la inestabilidad como hilo conductor. A veces responsabilidad directa de la Corona, otras veces impuesta por la convulsa Europa. Juan Carlos no fue el primer borbón ‘pacificador’, aunque sí el que se acercó más a su objetivo, en parte gracias al tiempo en el que reinó y el contexto histórico que le proporcionaba.
Uno podía ser ‘Juancarlista’, porque era el más simpático y campechano o el menos malo de lo que provenía del Madrid represor. Parecía que con la muere de Franco él podía ser el equilibrio entre los innumerables franquistas que aún permanecían en el poder, y fuera de él, y una ciudadanía española aún por despertar. Pero ese papel duró poco en ese rey. La sangre borbónica, como bien dice un estudioso de esa casa pronto resurgió y su gestión fue la que dedicados borbónicos como Peñafiel nos recuerda qué fue.
Felipe VI no tiene ni carisma, ni inteligencia, ni utilidad ninguna. Si la monarquía es una institución anacrónica, este monarca y su real familia no tienen cabida ni razón de ser, en un Estado actual como es el español. Mucho menos para Catalunya, que siempre es la primera en dar su opinión cuando se hace necesario. Los intereses de Estado y de la propia corona hacen que los borbones vuelvan a ser señalados una vez más. La historia se repite y Catalunya está harta. El ayuntamiento de la capital catalana así lo ha hecho saber esta semana.
A través de una declaración institucional, el Ajuntament de Barcelona ha pedido abolir la Monarquía y ha reprobado el posicionamiento del rey Felipe VI. Esta propuesta la han firmado el Gobierno de Ada Colau, PDeCAT, ERC y los dos concejales no adscritos, Gerar Ardanuy y Joan Josep Puigcorbé. Esta declaración ha sido rechazada por Ciudadanos, el PSC y el PP. El texto se inspira en el que el Parlament aprobó el pasado 11 de octubre y que el Gobierno de Pedro Sánchez recurrirá al Tribunal Constitucional.
El respaldo del grupo municipal de Ada Colau ha sido decisivo para que prosperara la propuesta que, en este caso, la CUP ha trasladado al pleno del Ayuntamiento. La alcaldesa ya retiró un busto de Juan Carlos I de la sala de plenos en 2015, eliminó el nombre del rey emérito de una plaza de la ciudad en 2017 y ha iniciado trámites para cambiar el nombre de la avenida Borbón.
Este texto reafirma “el compromiso” del Ayuntamiento con los valores republicanos y apuesta por la abolición “de una institución caduca y antidemocrática como la monarquía”. Además, ha criticado la judicialización de la política y violencia que sostiene se ha ejercido contra los derechos fundamentales.
El texto alentado por la CUP expone que durante el mes de octubre del año pasado, punto álgido del proceso soberanista, “los poderes del Estado decidieron utilizar la monarquía como una trinchera más contra el pueblo organizado” y tilda el discurso del Rey el 3 de octubre, de “amenazador contra una parte de la población que dice representar”
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Por otro lado, también han cargado contra el Rey Felipe VI, reprobándolo por su “intervención en el conflicto catalán y su justificación de la violencia ejercida por los cuerpos policiales el 1 de octubre”. Catalunya no quiere reyes, no quiere Borbones, Tan sencillo y democrático como eso, quiera ‘la libertad guiando al pueblo'…
El Comunicado
Josep Herrera
Periodista
