Edició 2073

Els Països Catalans al teu abast

Divendres, 29 de març del 2024
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El golpista 131º presidente de la Cheneralitá

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Decían que no había existido ningún referéndum. Decían que no había existido ninguna declaración de independencia. Por ahora, que sepa ningún miembro del Gobierno ha sido condenado por ninguna ilegalidad. Pero todos los principales medios mesetarios (incluyendo casa Ferreras y El País) admiten acríticamente que era necesario restablecer la legalidad, como si estuviéramos en una situación permanente de ilegalidad, y en consecuencia, una aplicación del artículo 155 que no puede ser más dura (aunque debe ser lo más proporcionada posible) está plenamente justificada.

En todo ello hay dos falsedades principales. La primera es que incluso si algún miembro del Gobierno hubiera cometido puntualmente una ilegalidad de acuerdo a la legislación española y hubiera sido condenado en consecuencia (que no es el caso: no es lo mismo declarar inconstitucional una ley que condenar como autor de un delito a un miembro de un gobierno), ello no sería motivo para usurpar el poder y autonomía de las propias instituciones regidas por cargos electos, y menos si es por parte de otros poderes ejecutivos: bastaría con detenerlo. Lo que no se puede permitir es que usurpe un poder quien nunca habría sido elegido democráticamente. Esto es un golpe de Estado de toda la vida: ocupar por la fuerza un cargo que no te corresponde.

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Y la segunda falsedad es que actualmente no se está cometiendo ninguna ilegalidad ni se está ejecutando ninguna legalidad paralela a la española de forma continuada que pudiera justificar medidas de semejante calibre para “proteger a la ciudadanía”, ergo no puede justificarse ninguna actuación preventiva del poder ejecutivo central sin orden judicial. Pero incluso si se estuviera creando un choque de legalidades que confundieran a los ciudadanos y funcionarios, el Gobierno no estaría facultado a limitar la actividad parlamentaria del Parlament de Catalunya o convocar nuevas elecciones, si no fuera estrictamente necesario. Podría desarrollar los cuerpos ejecutivos para intentar hacer prevaler su ley ante los ciudadanos y dejar a la Justicia detener a quienes estuvieran saltándose la ley propia, pero en ningún caso hacer cosas que no son necesarias (sino que son hasta contraproducentes) y que no tiene facultad para hacer, como convocar elecciones.

Pues bien, han pasado a la versión más dura del artículo 155 a partir de una excesiva prevención: y eso sólo se explica porque tenían muchas ganas. Se trata de humillar. Y ello fuerza a una reacción contundente por parte de la Generalitat y el Parlament de Catalunya, de carácter defensivo de las instituciones democráticas. La anticipación excesiva (Rajoy solo sabe dejar que las tormentas amainen por sí solas: para lo demás es un inepto) e irresponsable del gobierno (con el apoyo del PSOE y Ciudadanos) fuerza a una proclamación unilateral de la República catalana. Por el mandato del 1-O pero sobretodo por el del 27-S. Espero que Puigdemont no obedezca a las voces que le indican que esto ya debe de acabar, porque es el peor momento para dejar de ser valientes: tenemos la obra sin terminar pero la factura la pagaremos igual y no de cualquier forma: desde la esclavitud, pues nunca habremos sido tan “colonia” (como reconoce Caixabank, no volverán).

La no DUI nos lleva a la esclavitud y empobrecimiento, mientras que la DUI  (con todos los matices que haga falta para mantener la legitimidad democrática) ofrece esperanza. DUI implica 155 (la no-DUI también),  pero el PP y el PSOE deberían saber que no es concebible gobernar contra la inmensa mayoría de la población a golpe de porras y mediante represión continua. De hecho lo saben: por eso el miedo lo deben tener en Madrid (salvo que sean temerarios), no aquí.

No tot depèn de Puigdemont, però tan de bo no ens falli, perquè si és valent, nosaltres tampoc li fallarem.

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