Hay pocas personas que sean capaces de decir “no”, cuando un conocido les pide algo, por miedo a ser egoístas, maleducados, no obstante saber “no” puede ser esencial para el bienestar de cada uno. Si eres una de las primeras, seguro que en el trabajo siempre se encuentra la mesa llena de cosas por hacer, tienes miedo a ser rechazado, a no ser agradado, o por si la otra persona se pone agresiva, no saber decir “no” puede traer problemas a corto y a largo plazo, supone entrar en un círculo vicioso del que resulta difícil escapar, cada vez uno se compromete hacer más cosas, en el trabajo, en casa, en el círculo de amigos…….y esto a largo plazo nos produce malestar con nosotros mismos, hasta cuándo podremos seguir este ritmo. La mejor manera de aprender a decir “no” es practicando, no olvidar tus propias prioridades, intereses personales, tus proyectos. Para conseguir dominar el “no” y que él no te domine a ti, hay que empezar a decir “no”, de forma adecuada, dentro de un contexto, durante una semana y seguidamente estudiar cómo nos sentimos, estaremos más aliviados y más seguros de nosotros mismos. Lo más importante es saber decir “no” y no sentirse culpable por ello.Parece que en nuestra infancia alguien borrara de nuestro vocabulario esta palabra, las mujeres somos las más afectadas por este problema, por ello estamos dispuestas a sacrificar nuestro tiempo para atender las necesidades ajenas, ser educadas……….Hay muchas situaciones por las cuales nos cuesta decir “no”, depende de la situación y de la persona, hay situaciones más o menos importantes, si tu jefe te pide que te quedes después del horario de trabajo para una reunión muy importante, en este caso es prácticamente imposible decir no, pero si alguien por la calle nos pide algo, es más fácil decir no. Como en todas las conductas humanas existen los extremos hay quien lo dice por sistema y el otro extremo el que no sabe decirlo en ningún caso. Es difícil decirlo cuando implica ir en contra de los deseos propios, cuando hay conflicto es cuando tenemos que escoger a qué necesidad satisfacemos si a la nuestra o a la del otro. Lo más importante es saber qué es lo mejor para nosotros mismos, de esta manera vamos a ser nosotros quien decidamos decir “si” o decir “no” tranquilamente, sin que nos afecte personalmente. Cuando lleguemos a este nivel seremos dueños de nuestra felicidad, de nuestra realidad y lograremos una superación personal que no habíamos conseguido nunca.
Jimmy Garrié
