Apreciado señor Rajoy, vaya por delante mi más sincera felicitación por los resultados obtenidos en las elecciones del pasado 20 de noviembre. Ciertamente estos resultados le van a permitir ser elegido como la persona encargada de formar el próximo gobierno y espero sea con acierto y mucho tino puesto que la situación no es la más adecuada y, pienso, no es un momento como para grandes celebraciones. Tiene ante usted y sus futuros colaboradores, un pastel, permítame que lo bautice así, que puede contener algunas almendras amargas que no sean lo más conveniente, pero espero sepa escoger los pedazos mejores y rechazar los que no sean agradables. Y no lo digo porque deba obviar lo malo, sino porque espero sepa llevar a cabo una gestión buena, o mejor aún, inmejorable.
También, si me permite, deseo felicitarle por su gran saber hacer. Su discreción en muchos temas o en casi todos respecto de lo que será, a mi entender, dice mucho en su favor. Su discreción, opino, desvela que usted va a ser una persona con aciertos y desaciertos, pero que no actúa ni actuará a la ligera, con sobresaltos constantes, ja que por lo que hasta ahora he observado, su forma de actuar es sesuda, estudiada y determinada, aunque de forma secreta, quizás mejor, discreta. No se desestabilice para nada aunque algunas voces le reclamen que salga al lavadero político a lavar y enjuagar sus prendas. Recuerde que esos lugares suelen ser mentideros interesados y no recomendables. Finalice sus tareas con tranquilidad y el día de la investidura, sorpréndanos a todos con su proyecto. Le deseo suerte, ya que si usted la tiene, por correspondencia la tendré yo. Y no vea en este comentario ningún interés egoísta y personal. Podemos salir todos y todas bien apañados y observando el mañana con otra cara, quizás, incluso con una sonrisa. La faz de muchos ciudadanos y ciudadanas cambiara y ya no observaremos la tristeza en sus ojos, ya no les veremos andando de forma alicaída, encorvados y encorvadas con la pesadumbre sobre sus espaldas. Veremos como la alegría inunda sus caras y parecerá que vivamos en una primavera constante.
De todas formas si me gustaría hacerle llegar una petición que puede ser interesante y sobre un tema que quizás no ha observado pero que tiene una vital importancia para el progreso de las personas. Debería dirigirse a sus compañeros de partido, quizás no a todos ni a todas, y a las personas y asociaciones que le son fieles, para advertirles que usted no va a revivir ningunos momentos ya pasados. Que el hecho de que sea usted gallego no tiene vínculos con otros gallegos ya fallecidos y que ahora estamos inmersos en un sistema político denominado democracia. Consideraría interesante incluso un cursillo, no demasiado acelerado para facilitar su entendimiento, que podía ser transmitido por TVE, para explicar que estamos en pleno siglo XXI, que la libertad de fe religiosa es una opción personal y no de gobierno ni de estado; que la libertad de escoger una opción sexual forma parte de los momentos en los que vivimos; que siempre que no se agreda de forma física a nadie se puede convivir en paz entre las personas; que esas mismas personas tienen derecho sobre su propio cuerpo, que es de cada uno, personal e intransferible. Que hay niños y niñas que por circunstancias diversas quedan huérfanos y pueden ser adoptados por personas que les den un hogar y un amor paternal y maternal, independientemente de la orientación sexual que tengan. Que la homosexualidad no es una enfermedad ni una infección que se propaga a través del agua de los grifos; que reconocer y entender a esas personas, con su dignidad, valúa y capacidad es un éxito y no un fracaso. Que no se debe segregar a los niños y niñas en las escuelas ni por sexo, ni por religión, ni por la lengua que usen o con la que estudien. Hágales entender que los prejuicios y fantasmas de los adultos no se deben verter en los pequeños y pequeñas, ya que en cierta forma es una forma de maltrato infantil. Los fantasmas y hombres del saco los llevan en la cabeza los adultos que no han logrado ser ni llegar a ser adultos. Que sus vergüenzas y obsesiones sí pueden ser enfermedades. Que la diversidad de razas, colores, lenguas y formas de ser forman parte de la riqueza de la humanidad y que ir en contra, representa un desprecio, que supone entrar en el bajo mundo del integrismo racial, en el oscurantismo de los vicios ocultos. También convendría que esas familias entendieran que la educación sexual la deben facilitar en sus hogares y explicar de forma correcta a sus hijos e hijas que es y que supone. Y quizás así evitaríamos tener esos altos índices de embarazos no deseados en menores de edad, por cierto de los más altos en los últimos años, ni tener que comentar en voz baja que las infecciones por SIDA han crecido en este estado español entre las personas más jóvenes, adolescentes. Recuérdeles que aquella campaña que decía pontelo, ponselo no era irreverente contra ningún Dios y mucho menos para ese Dios del Amor que comentan. Supongo que ese Dios no pretende ver sufrir a los seres de su Obra y mucho menos verlos morir y menos cuando son adolescente y jóvenes en la flor de su vida.
Nada más, gracias por leer esta carta, si lo hace. De todas formas, a medida que observe algunos detalles, le seguiré escribiendo. Tengo una ventaja y es que no la recibiré devuelta con aquella anotación que suele decir destinatario desconocido. Y también me permite colaborar con su próxima obra de gobierno para evitar que los intereses ocultos de algunos la desmerezcan.
