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Diumenge, 19 de maig del 2024
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Andalucía no ha dejado de ser de izquierdas, ha dejado de votar.

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Cuando los partidos españolistas se dedican hacer política española en elecciones andaluzas, aburren. Cuando el PSOE-A lleva 40 años de pobreza, corrupción y todo lo esconde en la política anti catalana, aburre. Cuando los partidos de derechas andaluces se dedican a criticar la política catalana en vez de dar respuesta y propuestas a los problemas de Andalucía, aburren. Cuando el invento intragable denominado Adelante Andalucía, se presenta como alternativa a la izquierda andaluza sin serlo, aburre. Cuando un pueblo se aburre, no vota. Resultado: un 42% de andaluces y andaluzas que se han quedado en casa aburridos y cansados que le tomen el pelo.
 
Cuarenta años de política de adormecimiento, de paralización e inmovilización por parte del PSOE-A hacia el pueblo andaluz, tiene estas cosas, que el pueblo se duerme, y cuando la izquierda duerme, la derecha gana, y ¡qué derecha ha despertado! La peor de las derechas posibles.
 
Pero si lo del PSOE-A ya se veía venir, lo mismo ocurría con Adelante Andalucía. La unión de Podemos e Izquierda Unida, con Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza, son el ejemplo claro que, en política, 2+2 no son 4, sin que pueden ser 3. Y en este caso, la unidad de 4, han sido -3 ¡Un desastre! Han intentado engañar a los andaluces con la bandera andaluza y disfrazados de andalucistas, pero, ese truco ya lo hizo el PSOE-A y los andaluces ya se lo saben. No han picado.
 
Esta unidad, ha secuestrado el debate de la izquierda, centrar el debate en la izquierda, y no, tal como ha ocurrido, que todo el debate se ha centrado, ordenados desde las sedes centrales de Madrid, en el debate españolista, y ahí, frente al potente debate del PP, Ciudadanos y Vox, la obsoleta izquierda andaluza ha perdido la batalla.
 
Un pueblo andaluz que no ha dejado de ser de izquierdas, sino que ha dejado de votar, ante la falta de un referente claro en la izquierda. Una izquierda falta de propuestas claras para Andalucía en clave andaluza. No se puede hacer una campaña electoral andaluzas y no hablar de Andalucía. No se puede hacer una campaña andaluza y hablar de la política española y fomentar el odio entre andaluces y catalanes. No se puede ofender al pueblo andaluz y esperar que, ante todo esto, los andaluces y andaluzas vayan a votar a unas urnas que no ha considerado suyas.
 
La derecha que llega a Andalucía es una derecha prestada, al socaire del abandono y aburrimiento, de una escandalosa abstención, una derecha que crece bajo el odio, el anti catalanismo, anti republicanismo, cavernícola y anti social, una derecha que durará en Andalucía lo que tarde en tomar el relevo de la izquierda españolista una izquierda soberanista.
 
Ello, trae, y no hay que ser un gran analista político para verlo, una verdadera oportunidad histórica para la izquierda republicana y soberanista andaluza, esa izquierda que no se ha presentado a estas elecciones, pero que, sin duda, está llamada a ocupar el lugar de que la fracasada izquierda españolista ha dejado abandonada de forma trágica.
Andalucía en Marcha tiene el deber, la obligación moral de coger la bandera de la izquierda andaluza, del republicanismo andaluz, del soberanismo andaluz y, desde un proyecto claro para Andalucía, de izquierdas y soberanista, y devolver la ilusión al pueblo andaluz, para llevar a Andalucía donde merece, que no es otro lugar que la plena soberanía andaluza, para recuperar nuestra democracia, libertades y riqueza que siempre nos han impedido desde el españolismo más rancio.
 
Pero del mismo modo, debe servir de advertencia al republicanismo del resto del actual Estado español “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Lo ocurrido en Andalucía debe ser un llamado a la reflexión. Llevo tiempo pidiendo unidad de acción de todos los partidos republicanos soberanistas, que solos no podemos, que la derecha estatal es muy fuerte, con mucho poder y decidido, no solo a impedir el derecho a decidir de los pueblos, sino a cargarse el actual estado de las autonomías. O caminamos juntos o perdemos todos.
 
Pedro I. Altamirano
 

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